Más me preocupan tus ojos,
que el odio del enemigo,
nunca perdí por la fuerza,
sólo el amor me ha vencido.
No me pidas que me quede,
si por andar te he encontrado,
que nuestros pies no interesan
tanto como nuestros pasos.
Para ser dueño del ave,
solamente hay que escucharlo,
pues sólo aquel que comparte,
puede ser dueño de algo.
Facundo Cabral
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