En mí confié desde el primer momento.
Bien poco cuesta ser dueño del viento.
Y aun a la bestia no le es más costosa
la vida, hasta que la echan a la fosa.
Nací, amé, fui lejos, hice el resto.
Con miedo a veces, no dejé mi puesto.
Siempre pagué las deudas contraídas
y agradecí las manos extendidas.
Si una mujer fingió quererme, artera,
la amé, feliz de que se divirtiera.
Hice maromas, barrí, bebí vino
y entre los listos me fingí cretino.
Vendí juguetes, pan y poesía,
diarios y libros: lo que se vendía.
No he de morir ahorcado en suave trama
ni en gran batalla sino en una cama.
He vivido (ya está el saldo final):
otros muchos murieron de este mal.
Bien poco cuesta ser dueño del viento.
Y aun a la bestia no le es más costosa
la vida, hasta que la echan a la fosa.
Nací, amé, fui lejos, hice el resto.
Con miedo a veces, no dejé mi puesto.
Siempre pagué las deudas contraídas
y agradecí las manos extendidas.
Si una mujer fingió quererme, artera,
la amé, feliz de que se divirtiera.
Hice maromas, barrí, bebí vino
y entre los listos me fingí cretino.
Vendí juguetes, pan y poesía,
diarios y libros: lo que se vendía.
No he de morir ahorcado en suave trama
ni en gran batalla sino en una cama.
He vivido (ya está el saldo final):
otros muchos murieron de este mal.
- Attila Jozsef -
(Traducción de Fayad Jamís)
(Traducción de Fayad Jamís)
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