Por mucha experiencia que tengamos en asuntos de amor,
por mucho que hayamos aprendido de las derrotas del pasado,
te diré que puede volver a caer la cornisa del adiós sobre tu casa
y dejarte como la primera vez, buceando entre escombros,
haciendo largos en una charca de cemento.
Porque cada persona que se va, cuando has amado,
siempre es la primera y ese dolor siempre es El Dolor.
No hay manera de regatear las consecuencias,
no se puede sacar a codazos a la angustia
de esa pista de baile donde pincha música el fracaso,
y tampoco se puede despistar al olvido,
ni hacer que la soledad se derrumbe
a la primera boca que se cruce con saliva,
ni reducir los daños.
Así que cuando llegue el adiós,
no pretendas esquivar lo que la vida imponga
y haz lo que hacen los hombres:
llora como un niño.
- Marwan Abu-Tahoun Recio -
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