jueves, 22 de enero de 2009

Abrazo...




No había peor sensación que la de llegar a casa despues de un día terrible y ver la puerta entre abierta.
El frio recorría todo mi cuerpo y de nuevo en mi corazón la ira y la profunda tristeza se peleaban por el lugar principal para poder exteriorizarse y hacerse notar.
Entraba a casa y sabía que ella no estaría ahi, sobre la vieja mesa en el comedor un vaso vacio y toda la ropa y muebles tirados en el piso.
Respiraba profundo quería saber que ella estaba bien, en pocos minutos levantaba todo del piso, despues de toco no muchas cosas cabían en ese triste cuarto de vecindad.
El nudo en mi garganta se apretaba y crecía, el hueco en mi estomago me gritaba que no estaba bien, que debía terminar con todo esto, pero mi urgencia por saber que estaba bien me era mucho mayor asi que apuraba el ritmo y en apenas media hora todo estaba en perfecto orden y algún caldo se calentaba sobre la estufa.
Daba la media vuelta y me enfilaba a la calle, quienes sabían lo que sucedía no se atrevían a mirarme a la cara, murmuraban algo a mis espaldas mientras yo seguía mi camino. Aveces una lágrima caía desde mis ojos a la banqueta, si alguien lo veía lo ignoraba, pero siempre trataba de que las cosas no fueran de esa forma, yo quería saber que ella estaba bien.
Siempre seguía la misma ruta, andaba los mismos pasos y mi corazón se estrujaba y saltaba de miedo al girar en cada esquina. Sentía terror de que alguna vez la encontrara mal, de que algo malo le hubiera sucedido.¿Algo malo?, como si lo que sucediera era bueno, pensaba para mi mismo, despues de todo siempre logras encontrarla, si algún día no lo hicieras... el pensamiento se cortaba, no me atreví nunca a terminar la frase, nisiquiera en el pensamiento quería saber que esa posibilidad existía y lo terrible que podía llegar a ser.

Al final del día, casi siempre despúes de un par de horas de buscar, al doblár en una esquina, al levantar la mirada de mis pies ó al soltar mis pensamientos y mi miedo y levantar la mirada al horizonte,lograba encontrarla.
Mis ojos lloraban la emoción que podía sacar hasta el momento que me paraba a su lado y entonces dejaban de hacerlo. Con la fuerza que podía sacar de mi maltratado ser, la tomaba en mis brazos y la cargaba, lloraba de alegría de haberla encontrado, de que Dios no me la había quitado aún.
El camino a casa era terrible, yo me sentía orgullozo de haberla encontrado y de regresarla a casa, las personas que me veían por la calle se preguntarían ó ya estaban acostumbradas de ver el camino de vuelta a casa de un niño de 10 años cargando a su madre ebria a sus espaldas.

Si me preguntaran a que sabe un abrazo, diría que para mi el abrazo más delicioso, era el que dejaba de hacer que mi corazón se preocupara y respirara de nuevo, que me decía que estaba bien, que me decía que era un buen hijo porque hoy de nuevo la había encontrado, el abrazo más delicioso sabe a alcohol, lágrimas y sudor de mi madre.

imagen:http://jillybean77.deviantart.com/

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