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Los seres humanos estamos hechos de pasado y por lo tanto no podemos olvidar a voluntad.
Sería maravilloso y trágico al mismo tiempo olvidar episodios horribles de nuestra vida y que con ellos se vaya también esa parte de nosotros que creció con ellos.
Olvidando cosas nos olvidaríamos a nosotros mismos.
El reto o la misión saludable no es olvidar, el reto es superar aquello.
Superar implica ser mejores y ser más inteligentes que cuando actuamos de aquella manera, vivíamos ese episodio o conocimos aquella parte de la realidad.
Superar requiere de mucha compasión para nosotros mismos y mucha aceptación de quienes somos y de lo que somos capaces de hacer ante la realidad que nuestra mente era capaz comprender.
Superar nos exige integrar a nuestro presente, con mucho amor propio, ese pasado.
Una vez que logremos aceptarnos, aceptaremos también aquello que ahora es parte eterna de nuestro pasado (porque como decía un muy querido amigo: el pasado es indestructible...), y hasta entonces podremos entender que nosotros estamos en paz con aquella parte de nuestra historia y si ellos no lo están, que sean ellos entonces los que lo trabajen porque eso ya no es nuestro, es de ellos.
Poner y aclarar este último límite podrá devolverte la paz, siempre y cuando ya tengas superado el pasado.
- Sucio -
