Leticia un día llegó al colegio con dos trenzas y nada más pisar el aula los niños de la clase se burlaron de ella y de su nuevo look.
-No le hagas caso, estas muy guapa, Leti- le dije viendo como sus ojos contenían las lágrimas.
La defendí, le dije a los chicos que la dejaran en paz, pero ahí siguieron dándole la lata, disfrutando viéndola cada vez más abatida. Ella se deshizo de sus trenzas dando dos enérgicos tirones de los lazos, su pelo se volvió una cascada color miel y se sentó en el pupitre mirando sus manos y dando por zanjado el problema. Me dio rabia que se las quitara, como me dio rabia que se metieran con ella por su peinado. Siempre he recordado ese día con un sentimiento frustrante. Hoy he visto a Leticia después de muchos años convertida en un miembro de la policía nacional, uniformada, segura y decidida...
No creo que ahora se suelte las trenzas por nadie...
- Bohemia -
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