domingo, 4 de julio de 2010

Lluvia...

Dos aves volando bajo la lluvia, la ropa tendida que se moja, la música que cae al compás de la llovizna, los techos brillantes y empapados, las personas corriendo a guarecerse, el arrullo cantado por las gotas y el suave viento haciéndolas bailar.

Llueve, en un hermoso clima, en un delicioso amanecer. Y mientras llueve pienso en escribir, en empapar una hoja con lluvia de letras y hacer creer que es lluvia, en describirla de forma tan perfecta, tan llena de todo lo que implica. La lluvia es lluvia y no es poesía, pero se hace poesía cuando los amorosos la comparten, se hace poesía cuando se leen los suspiros que caen del cielo para lavar los corazones del mundo, la lluvia es poesía cuando se guarda silencio y se observa, cuando se adereza con un cigarro, cuando se alimenta con un beso, cuando se recuerda y se sonríe al observarla, la lluvia es poesía cuando trae deliciosos aromas, cuando arrulla y despierta, cuando inspira y escribe, cuando esconde las lágrimas del melancólico, cuando abraza la pena de los tristes, cuando cada gota es una palabra de amor que se dice al oído de algún amante en el mundo, cuando puede inspirar a decir:

Si te tuviese frente a frente, también llovería sobre ti
cada gota de esencia, de lo que me hace ser quien soy sería atraída por tu naturaleza
y no llovería sobre ti, tu harías que llueva contigo,
gotas acariciandonos juntos en un mutuo rocío compartido,
aliviando pesares del mundo, recordando existencias con frío.
Porque si yo fuera cielo y tu tierra
porque si yo fuera viento y tu frío
porque si tu fueras paz y yo guerra...
no llovería sobre ti,
nos lloveríamos juntos.

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