sábado, 24 de septiembre de 2011

Dos veces al día...

Hace semanas que el reloj de mi cuarto no se atreve a caminar,
marca el instante mismo en que decidió que ya nada tenía sentido.
No esta cansado, ni resiente el paso de los años.
El reloj no desea seguir avanzando, guarda el instante como un tesoro.
No lo culpo, yo mismo me comporto de esa forma de vez en vez.
¿No somos acaso los seres humanos justo como este reloj?
Nos detenemos en un segundo, en un instante que valoramos como irrepetible
y después nos dedicamos a dar vueltas en circulo repitiéndolo,
de seguro,
dos veces al día...

- Sucio -

No hay comentarios: