martes, 7 de abril de 2015

Las aves...

No hace mucho tiempo que escuche una historia que no deja de dar vueltas en mi mente, es un cuento que ya había escuchado antes y tantas veces que perdí de vista la enseñanza oculta...

Cuenta la historia, que alguna vez, existió un ave que no se destacaba por su bello canto o por su distinguido plumaje, sino por tener la capacidad de volar 23 horas por día. Esta especie podía mantenerse en vuelo por tanto tiempo que se le auguraba poder ser eterna ya que no existiría ni depredador ni cazador, que pudiera seguir tan ajetreado ritmo. Esta ave era admirada por tantos, que la hora que pasaba en tierra descansando sus alas, también la pasaba charlando con aquellos que desearan escuchar sus maravillosas hazañas:

"El vuelo siempre ha sido mi fuerte, aunque no el de la familia. Mi padre tenia mas la habilidad de la gallina que la de un azor, sin embargo observando a las aves del cielo es que yo aprendí a volar y aun me mantengo en ello." Decía aquella incansable ave.

El resto de los animales a su alrededor escuchaba maravillado aquel prodigio de la naturaleza que con una historia tan complicada se había armado de valor para superar su pasado.

Los años pasaron y  esta maravillosa ave logro tener un polluelo, un avivado pajarillo que en la mirada ya se le veían las tremendas ganas de comerse el cielo y al cual su padre le heredaría todas sus enseñanzas...

"Hijo, para entender al cielo necesitaras ser muy inteligente y administrar muy bien tus energías." Decía el padre al polluelo. "No creo que puedas ser capaz de lograrlo dado que no eres tan inteligente, es mas te veo bastante torpe, pero tu deber es aprenderlo".

Todas estas lecciones le daban al polluelo toda la seguridad necesaria para poder replicar el aprendizaje de su padre... Odiar a su padre.

Esta por demás contar que el polluelo se convirtió en un ave enorme y llena de fuerza, con una velocidad inalcanzable y una agilidad nunca antes vista.
Sobra mencionar que para el padre su polluelo nunca logro empatar siquiera los días mas malos que tuvo.
Y no hay caso en mencionar que este polluelo jamas voló en presencia de su padre...

Nunca olviden que no hay peor crueldad, que arrancarle las alas a alguien y menospreciarlo por que no puede volar...


- Sucio -

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