jueves, 15 de octubre de 2015

Algún día.






Espero en la cola de una pequeña tienda de barrio
para pagar un refreco pensando en mis cosas.
Una voz cansada me desconcetra
y escucho que pregunta a la señora que atiende en el mostrador
¿Cuanto valen estas salchichas?
Es una chica joven de aspecto desaliñado
con su niña de alrededor de 5 años
que me mira con los ojos muy abiertos.
La señora responde, pero a la chica no le debe llegar
porque pregunta por otra cosa y otra y otra
hasta que al fin coge una sopa barata,
luego pregunta por otra y el precio tambuén es caro para sus posibilidades,
asi que paga y se va.
La niña vuelve a mirarme antes de irse abrazada a un mono de peluche
Ya no pienso en mis cosas,
pienso en SUS cosas,
por que al fin y al cabo también son las mías...
Porque cuando lucho también lo hago por aquella chica cansada
que no puede pagar ni unas salchichas y por su pequeña que no podrá cenarlas
pago y me voy recordando la mirada de aquella niña
y la voz cansada que repetía, "y eso cuanto vale..."

Algún día,
algún día cuando cambiemos esto,
ya no tendrá que preguntarlo mas
y la niña, aunque ya mujer,
podrá incharse a salchichas.

Pablo Rivadulla Duró -

No hay comentarios: